lunes, 22 de marzo de 2010

NORDHOFF/HALL - REBELIÓN A BORDO

Al incansable buhonero Andrés Porcel,
 vindicador, como yo, de aquellos tiempos
en que leer y soñar eran una misma cosa.
Con gran afecto.

Ch. Nordhoff/James N. Hall - Rebelión a bordo, B. Oro III-35
(Portada de Juan Pablo Bocquet)

Si la venerada y venerable Biblioteca Oro constituía ya a mediados de los años treinta un verdadero éxito de ventas, el olfato editorial de los hermanos Molino no dejó por ello escapar la oportunidad de aprovechar el tirón que el cine comenzaba a ejercer sobre los espectadores hispanos para llevar a sus colecciones algunos de los éxitos del celuloide americano. Esta práctica no era nueva en la casa, ya que desde 1935, Molino explotaba la que era probablemente la mayor y mejor franquicia cinematográfica de aquel tiempo. Me refiero, claro está, a la producción animada de Walt Disney, el ratón Mickey, presentada bajo la cabecera del mismo nombre en forma de cuadernillo grapado donde, junto a las historietas del célebre ratón, aparecían otras como la traducción de Terry and the Pirates de Milton Caniff, Jungle Jim de Alex Raymond o adaptaciones de clásicos de la aventura como Julio Verne, ilustradas por nuestro Emilio Freixas.

Ch. Nordhoff/James N. Hall - Hombres contra el mar, B. Oro III-36 y La isla de Pitcairn, B. Oro III-37 (Portada de Juan Pablo Bocquet)

Pero el título o, mejor dicho, los títulos que traemos hoy a colación son los que conforman la trilogía del Motín de la "Bounty", una obra de Charles Nordhoff y James Norman Hall que obtuvo un éxito extraordinario merced a su adaptación cinematográfica, obra de Frank Lloyd, ganadora del óscar a la mejor película en 1936.


Dos carteles de la película dirigida por Frank Lloyd, ganadora de un óscar en 1936

Charles Laughton, Clark Gable y Franchot Tone encabezaban el elenco de actores de esta gran producción de la Metro Goldwyn Mayer. Previamente, en 1933, Charles Chauvel había realizado una adaptación con el título In the Wake of the Bounty. Con el número III-35 de la serie roja aparecíó en 1936 Rebelión a bordo (Mutiny on the Bounty, Little Brown and Co. , Boston, 1932), primera parte de la obra, a la que seguirían consecutivamente los números III-36, Hombres contra el mar (Men Against the Sea, Little Brown and Co., Boston, 1934) y III-37, La isla de Pitcairn (Pitcairn's Island, Little Brown and Co., Boston, 1934).


Portada y contraportada de la edición de Molino de 1962, ilustrada con fotogramas a color de la versión dirigida por Lewis Milestone, en la que se reunían las tres novelas en un solo volumen

Más tarde, en la década de los cuarenta y cincuenta, los tres títulos aparecerán en diferentes ediciones dentro de la colección Famosas Novelas, de la misma editorial, para regresar en la década de los sesenta, con una espléndida edición de las tres novelas en un solo volumen en tela con sobrecubierta a color (1962), coincidiendo con una vez más con la aparición de una nueva versión cinematográfica de la Metro Goldwyn Mayer dirigida por Lewis Milestone y protagonizada por Marlon Brando, Trevor Howard y Richard Harris.
 


Charles Laughton visto por Bocquet para la edición de Molino en la colección "Famosas Novelas"

Basado, se dice, en hechos reales, el primer volumen relata la singladura de la Bounty por aguas del Pacífico en busca del árbol del pan, y en él se describen los acontecimientos que conducen a la rebelión de una parte del equipaje, liderada por el sobrecargo Fletcher Christian, como consecuencia de la severa aplicación de las leyes del mar por el capitán Bligh.


Bocquet en una poco afortunada portada de Hombres contra el mar para la edición de "Famosas Novelas"

En la segunda entrega se narra la epopeya de los marineros que, junto a Bligh, han de superar la dura prueba de viajar durante meses a bordo de la lancha en la que han sido abandonados por los sublevados.


Nuevamente Bocquet en la portada de la última de las entregas de la trilogía (colección "Famosas Novelas")

El  tercer y último libro cuenta cómo parte de los sediciosos, bajo el mando de Fletcher Christian, termina por establecerse en la isla de Pitcairn junto a los polinesios que viajan con ellos. Allí forman una colonia interracial de la que nada sabrá el mundo hasta que el buque Topaz arribe a sus costas dieciocho años después, para comprobar con estupefacción la existencia de tan extraña comunidad, gobernada por Alexander Smith, último superviviente de los amotinados.


Portada  de la primera edición inglesa de Rebelión a bordo (Little Brown and Co., Boston, 1932)

Sin duda uno de los libros de aventuras más fascinantes que he tenido ocasión de leer, la Trilogía de la Bounty reune en si misma los tres elementos esenciales sobre los que se ha venido construyendo el género desde que comenzara a tomar forma en la obra de los precursores Daniel Defoe y Fenimore Cooper: acción, exotismo y contraposición del bien y del mal. A ellos se añaden arquetipos y contextos propios del género: hombres valientes que abordan desafíos imposibles, caracteres endurecidos por el infortunio y los azares de la vida,  escenarios en que la naturaleza es bella al tiempo que hostil... Están presentes también algunos que la novela de aventuras comparte con otros géneros, como el afloramiento de pasiones desbordadas y la presencia de elementos costumbristas, y faltan otros, como la ciencia y la técnica presentada alternativamente como aliado o enemigo del ser humano. No obstante ello, la Trilogía de la Bounty representa una suerte de culminación del proceso de construcción de un género que, con distintas variantes, fue consolidándose a lo largo del siglo diecinueve para iniciar paulatinamente su declive en el cambio de siglo y dar paso finalmente a un renacimiento vigoroso merced a nuevas formas de expresión artística, apoyadas, en particular, en el cine y la televisión.


Aspecto de la "Bounty" en el filme de 1962, recogida en la edición de Molino. Este barco ha sido utilizado después en varias películas, entre ellas, la conocida "Piratas del Caribe"



Marlon Brando junto a la bella tahitiana Tarita, su tercera esposa, a quien conoció en el rodaje de "El motín del Bounty"

miércoles, 10 de marzo de 2010

GRANDES AVENTURAS No. 1 (Editorial Iberia)

Thomas Mayne Reid, La montaña perdida
Colección "Grandes Aventuras", No. 1, Editorial Iberia, Barcelona, 1927

Pues si... llegó el momento. Muchas han sido las ocasiones en que me he preguntado porqué los aficionados al cómic hace tiempo que preservan y comparten sus objetos de deseo mientras que nosotros, los devotos de la literatura popular, nos mantenemos todavía en el interesante pero estrecho campo de las portadas y, a lo sumo, de las ilustraciones interiores. Como habrán podido comprobar los seguidores más asiduos de Acotaciones, en la última semana han aparecido aquí algunas reseñas sobre grandes magazines del pulp nortemericano que se encuentran disponibles en formato digital gracias al esfuerzo y la dedicación de unos cuantos coleccionistas. Otro tanto podemos y debemos, creo yo, hacer quienes amamos la literatura popular en lengua española ante el absoluto desinterés por parte de la administración a la hora de preservar y difundir esta olvidada sección del patrimonio cultural común del mundo hispano.

Si se juzga provechoso y conveniente al buen gobierno de la república digitalizar las obras de sus grandes maestros del ayer, ¿porqué no se puede hacer otro tanto con las obras, acaso menores pero ciertamente más leídas, de otros trabajadores de la pluma que se hallan desde hace años en la más absoluta incuria? Mientras las leyes -nos puedan parecer éstas más o menos justas- que rigen actualmente la propiedad intelectual y los derechos de autor y traductor sean respetadas, un texto puede reproducirse cuantas veces se quiera, siempre y cuando -más por decencia estética e intelectual que por precepto legal- la integridad de dicho texto sea respetada.

Si bien es cierto que muchos de los relatos que forman el corpus universal de la novela popular presentan poco o nulo interés desde el punto de vista literario, las ediciones facsimilares ayudan al curioso lector de hoy a comprender un poco mejor cómo fue el mundo de sus antepasados recientes. Valga ésta, por si sóla, como razón suficiente para justificar la idea de compartir estas pequeñas joyas disimuladas en humilde envoltorio que son las novelas populares, sacándolas de los discretos anaqueles del apasionado coleccionista. Pero también puede aducirse con justicia que el trabajo de digitalización contribuye a la preservación de un bien cultural, ya sea uno de los más modestos, condenado a desaparecer en no mucho tiempo por la propia condición perecedera del papel que le sirve de frágil sostén.

Contraportada del ejemplar con un extracto
del catálogo de la editorial Iberia

De sobra sé que en este mundo que nos disfrutamos el tiempo y el dinero vienen siendo la medida de todas las cosas. Pero también me consta que para muchos de los que paseamos por los centros de repoblación del pulp hispano (léase el puñado de grandes páginas que a él se dedican de forma miscelánea o monográfica) esta iniciativa no puede dejar de tener interés, ya que desde hace años vienen dedicándose con empeño y acierto en la tarea de conservar y difundir nuestro común patrimonio novelesco-popular. En suma, no se con cuantos adeptos contará esta iniciativa, pero me conformaría con que hubiera unos pocos obstinados que estuviesen, como el que les escribe, convencidos de que la empresa merece realmente la pena. A todos ellos les animo a compartir lo que puedan y quieran: su contribución, grande o pequeña, será igualmente apreciada y bienvenida.


* * *

La pieza que hoy comparto con ustedes (el primer número de la colección "Grandes Aventuras" de la editorial Iberia) es el fruto de un primer y torpe esfuerzo por ofrecer un facsímil digital con un mínimo de calidad, legible y -hasta donde he podido- respetuoso con el original. Estoy lejos todavía de contar con los medios, la pericia y los conocimientos necesarios para alcanzar resultados mejores. Soy consciente de que el archivo pesa demasiado, pues aún no he sabido encontrar el compromiso exacto entre número de bytes y fidelidad de la copia... pero ¡todo se andará! seguro que pronto mejoraremos ya que, en buena medida, la vida es un constante aprendizaje. Quién me iba a decir a mi hace unos años que andaría metido en estos dibujos y, sin embargo, aquí me tienen. Espero que les guste.

Los archivos con extensión zip, rar, cbr o cbz que contienen ficheros de imagen pueden ser leídos con un programa del tipo CDisplay. Aquí lo pueden descargar gratis.
© Acotaciones, 2010

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lunes, 8 de marzo de 2010

THE FRONTIER 5/26 Vol. 4 No.2

The Frontier, Mayo de 1926 (Vol. 4 No. 2)
Restauración digital por Darwination

Les traigo hoy la que es, por múltiples razones, una preciada joya de colección para el amante del pulp. No es otra que la versión digital completa del número correspondiente a mayo de 1926 de The Frontier, una cabecera de Doubleday que posteriormente pasaría a denominarse Frontier Stories, ya bajo el control de Fiction House. Desde que por primera vez pude contemplar la maravillosa portada debida a los lápices de W.M. Ruesswig, mientras trasteaba en la espléndida guía magazineart.org, he estado tratando de imaginar como sería su contenido. Ahora, gracias a la destreza y pulcritud que el camarada Darwination tiene en el manejo del escáner y el Photoshop, podemos conemplar en su integridad este pulp a lo largo de cuyas páginas se despliega -en formato bedsheet e inusual disposición a tres columnas- un estupendo relato de piratas, "The Devil's Caldron" de Don Mc Grew, así como varias narraciones del lejano oeste, entre las que destaca "Trail Toll Bridge Charters" de Clarence E. Mulford, autor de la célebre saga de Hopalong Cassidy, a quien conocemos aquí merced a su fugaz tránsito por la Biblioteca Oro Azul con la novela "Rancho B-20".

Pocas veces se encuentra una ilustración de cabecera tan lograda como la de The Frontier. El arma de los primeros conquistadores evoca las luchas titánicas de aquellos héroes legendarios en los límites de la civilización. La estrella, roja en este caso, acaso quiera ser una metáfora del nuevo orden que espera a las tribus incultas del limes. Las ilustraciones interiores son también de gran calidad, como lo son los anuncios de gran formato que insertaban grandes compañías nortemericanas como Kodak o Adams. Una verdadera presea del arte menor este ejemplar de The Frontier, con el que espero gocen ustedes tanto como lo he hecho yo.

© Acotaciones, 2010

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viernes, 5 de marzo de 2010

AMAZING STORIES 4/1926 Vol. 1 No. 1

Amazing Stories, Abril de 1926 (Vol. 1 No. 1)
Restauración digital por Ufikus (DPP)

¡Si señores!, he aquí una de las piezas más codiciadas de la historia del pulp. Nada menos que el número 1 de la célebre Amazing Stories de Don Hugo Gernsback, maravillosamente escaneada y restaurada por el compañero Ufikus, un precursor en la preservación digital de pulps y verdadero artista en su especialidad, como podrán comprobar quienes sientan curiosidad por hojear este insigne lábaro de la literatura popular universal. Seguramente como muchos de ustedes, mi primera referencia al pulp, a Amazing Stories y a Hugo Gernsback la obtuve hace muchos años cuando leí el prólogo autobiográfico escrito por Nuestro Padre San Isaac Asimov para sus volúmenes recopilatorios titulados La Edad de Oro de la Ciencia Ficción. Allí se contaba como el pequeño Isaac, en el Brooklyn de la Gran Depresión, quedó extasiado con las coloridas portadas de aquellos magazines que colgaban de una cuerda en la tienda regentada por el padre de uno de sus amigos. Con su gracia habitual, Asimov describía el truco que utilizaba para leer las emocionantes historias contenidas en esas revistas sin pagar un centavo, descolgándolas cuando el tendero hebreo dejaba a su vástago al cuidado del negocio, pasando sus hojas con extrema delicadeza para no dañarlas en lo más mínimo y devolviéndolas a su lugar original antes de que se llevara un tirón de orejas del honrado comerciante. Poco después tuve mi primer pulp en las manos, y ahora, varias décadas más tarde, gracias a la tecnología tan querida al autor de Yo, Robot, puedo leer en el formato más parecido al original las historias contenidas en Amazing Stories, compartiéndolas con ustedes.

Este número uno debuta con el Maestro Verne, trayendo como plato principal la primera parte de Héctor Servadac (que por aquellos años era publicado por Sopena en su colección "Biblioteca de Grandes Novelas"), autor que estará presente durante muchos números de Amazing Stories en forma de ilustración que acompaña al índice de la revista, en la que se reproduce un aspecto de la famosa tumba del autor nantés en el cementerio de Amiens. La portada del número inmortaliza, como Palao para Sopena, la famosa escena de los patinadores en el mar, helado como consecuencia del riguroso invierno en el extremo del sistema solar. Le sigue otro grande de la ciencia ficción, Don Heriberto Jorge Wells, con el relato titulado "The New Accelerator".

Completan este extraordinario número relatos de G. Peyton Wertenbaker ("The Man from the Atom"), George Allen England ("The Thing from Outside"), Austin Hall ("The Man who Saved the Earth") y el mismísimo Edgar Allan Poe ("The Facts in the Case of M. Valdemar"), que aparece en portada, por errata, como Edgar "Allen" Poe. Un gran elenco de historias para los comienzos de un género al que entonces se denominaba Scientifiction, y un gran pulp magazine que hoy, ochenta y tantos años después, continúa fascinándonos.

© Acotaciones, 2010

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miércoles, 3 de marzo de 2010

WEIRD TALES 12/37 Vol. 30 No. 6

Weird Tales, diciembre de 1937, Vol. 30 No. 6 (Restauración digital por Darwination (DPP)

Ah! las ocupaciones productivas... no nos dejan en paz últimamente. Pero no crean, aunque con gran pesar por mi parte me he visto obligado a abandonarles quince días, el quiosco no está ocioso. Ya tengo encargado un pulpzine que seguro les va a gustar. De momento, inauguramos nueva sección, dedicada a compartir ciertas maravillas del siglo pasado, preservadas para siempre en formato digital (de ahí lo de DPP, Digital Pulp Preservation). ¿Para siempre? Bueno, no descarto una tormenta cósmica que altere el campo magnético de la tierra hasta el punto de borrar todo lo que hay en nuestros discos duros. Por eso... ¡no dejen de tener sus papeles amarillentos a buen recaudo!

Hoy presentamos en exclusiva para el público de habla hispana una de las joyas que el amigo Darwination comparte con todos nosotros en el grupo Pulpscans. Nada más y nada menos que un número digitalmente restaurado de Weird Tales correspondiente al mes de diciembre de 1937. Por supuesto completito. No falta una sóla página. La portada es del sacralizado Virgin Finlay, aunque todavía son mejores las ilustraciones interiores que adornan el relato firmado por Nictzin Dyalhis (aunque les parezca mentira no es un seudónimo). El número no tiene desperdicio: una novelette a cargo del maestro Robert Bloch que nos conduce a los misterios del antiguo Egipto (en la página 665 aparece un autógrafo del autor); una obra del genial Seabury Quinn, llena de horror y misterio; la historia de un gato telépata a cargo de un autor poco conocido en el ambiente hispano, el francés Claude Farrère -de quien espero hablarles pronto en un pequeño monográfico-; unos versos póstumos del gran Robert E. Howard y, como colofón, un curioso relato corto del inmarcesible H.P. Lovecraft. Además, muchos otros relatos y, por encima de todo, el sabor (ya se... ya se... falta el olor) de la gran literatura popular americana de la Edad Dorada. Espero que les guste.

© Acotaciones, 2010

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