¡Si señores!, he aquí una de las piezas más codiciadas de la historia del
pulp. Nada menos que el número 1 de la célebre
Amazing Stories de
Don Hugo Gernsback, maravillosamente escaneada y restaurada por el compañero
Ufikus, un precursor en la preservación digital de
pulps y verdadero artista en su especialidad, como podrán comprobar quienes sientan curiosidad por hojear este insigne lábaro de la literatura popular universal. Seguramente como muchos de ustedes, mi primera referencia al
pulp, a
Amazing Stories y a
Hugo Gernsback la obtuve hace muchos años cuando leí el prólogo autobiográfico escrito por
Nuestro Padre San Isaac Asimov para sus volúmenes recopilatorios titulados
La Edad de Oro de la Ciencia Ficción. Allí se contaba como el pequeño Isaac, en el Brooklyn de la Gran Depresión, quedó extasiado con las coloridas portadas de aquellos
magazines que colgaban de una cuerda en la tienda regentada por el padre de uno de sus amigos. Con su gracia habitual,
Asimov describía el truco que utilizaba para leer las emocionantes historias contenidas en esas revistas sin pagar un centavo, descolgándolas cuando el tendero hebreo dejaba a su vástago al cuidado del negocio, pasando sus hojas con extrema delicadeza para no dañarlas en lo más mínimo y devolviéndolas a su lugar original antes de que se llevara un tirón de orejas del honrado comerciante. Poco después tuve mi primer
pulp en las manos, y ahora, varias décadas más tarde, gracias a la tecnología tan querida al autor de
Yo, Robot, puedo leer en el formato más parecido al original las historias contenidas en
Amazing Stories, compartiéndolas con ustedes.

Este número uno debuta con el
Maestro Verne, trayendo como plato principal la primera parte de
Héctor Servadac (que por aquellos años era publicado por
Sopena en su colección "Biblioteca de Grandes Novelas"), autor que estará presente durante muchos números de
Amazing Stories en forma de ilustración que acompaña al índice de la revista, en la que se reproduce un aspecto de la famosa tumba del autor nantés en el cementerio de Amiens. La portada del número inmortaliza, como
Palao para Sopena, la famosa escena de los patinadores en el mar, helado como consecuencia del riguroso invierno en el extremo del sistema solar. Le sigue otro grande de la ciencia ficción, Don
Heriberto Jorge Wells, con el relato titulado "The New Accelerator".

Completan este extraordinario número relatos de
G. Peyton Wertenbaker ("The Man from the Atom"),
George Allen England ("The Thing from Outside"),
Austin Hall ("The Man who Saved the Earth") y el mismísimo
Edgar Allan Poe ("The Facts in the Case of M. Valdemar"), que aparece en portada, por errata, como Edgar "Allen" Poe. Un gran elenco de historias para los comienzos de un género al que entonces se denominaba
Scientifiction, y un gran
pulp magazine que hoy, ochenta y tantos años después, continúa fascinándonos.