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viernes, 22 de enero de 2010

URRABIETA Y EL GRAN FOLLETÍN ROMÁNTICO

Wenceslao Ayguals de Izco, La Marquesa de Bellaflor o el Niño de la Inclusa (Edición Económica Ilustrada), Imp. de Don Wenceslao Ayguals, Calle de Leganitos nº 47, Tomo I, 1847 (496 págs.) - Tomo II, 1848 (528 págs.)

Nos remontamos hoy a los orígenes del folletín para visitar la obra del genial ilustrador Vicente Urrabieta y Ortiz (Bilbao, 1813 - París, 1879), de quien ya hemos tenido ocasión de hablar al introducirnos en la Biblioteca Ilustrada de Gaspar y Roig. Si los trabajos realizados por Urrabieta para el editor madrileño se cuentan entre los más destacado de la ilustración popular decimonónica, las ilustraciones realizadas por el artista bilbaino para La marquesa de Bellaflor o El niño de la inclusa, pueden considerarse prototipo del dibujo popular romántico. Esta obra de Don Wenceslao Ayguals de Izco, segunda parte de María, hija de un jornalero, -novela que, a decir de muchos, introdujo en España el género folletinesco- La marquesa de Bellaflor, es un novelón por entregas ambientado durante la regencia de Don Baldomero Espartero.


No pretendemos en esta "acotación" detenernos en el análisis literario de esta novela por entregas, tarea por demás harto penosa, sino destacar la calidad del arte de Urrabieta, su imaginación y sus vis humorística, que desarrollaría en numerosas publicaciones satíricas, de las que la época fue tan fecunda como pasajero solía ser el motivo que daba lugar a éllas. Baste decir, no obstante, que Wenceslao Ayguals (Vinaroz, 1801 - Madrid, 1875) destacó, tras su participación en la primera guerra carlista, como editor y publicista de ideas liberales y anticlericales. De su imprenta salieron, entre otras, una traducción de las novelas de Voltaire, así como una reimpresión del Teatro Crítico Universal del Padre Feijóo. Fundador, en unión de su amigo el vallisoletano Juan Martínez Villergas (Gomeznarro, 1816 - Zamora , 1894), de varias publicaciones satíricas, será en su faceta de editor de novelas por entregas donde Ayguals va a destacar por derecho propio, entrando en la pequeña historia de la literatura popular en España, ya que su editorial fue responsable de la publicación de algunas de las primeras muestras del género, salidas todas ellas de su pluma, como esta Marquesa de Bellaflor.

Ciertamente, todas los dibujos que ilustran los dos tomos que componen la obra merecen atención tanto por su calidad intrínseca como por la originalidad de su enfoque. Sin embargo, quiero llamar su atención de manera particular al respecto del nivel alcanzado por Urrabieta en dos elementos menores de la edición ilustrada: las letras capitales y los colofones.



Admirable es su trabajo, dechado de originalidad, a la hora de diseñar y ejecutar muchas de las letras capitales que figuran en el texto. Los figuraciones sobre temas de corte romántico y militar dominan sobre las realizaciones abstractas, cubriendo prácticamente entre todas ellas el conjunto del abecedario. A continuación se recogen algunas de las mejores.








Teniendo en cuenta que a partir del romanticismo la edición española inició su imparable declive, con algunas honrosas excepciones, hasta el día presente, destaca aún más el hecho de que sea un producto dirigido al gran público, para el caso la edición en volument de una novela por entregas, el que presente unos niveles artísticos que pueden paragonarse con el resto de las grandes ediciones populares europeas. La prueba está en el cuidado puesto en cada detalle, incluido el colofón de cada capítulo, del que sin duda dan fe los siguientes ejemplos.




Maestro en el arte de ilustrar con destreza y buen gusto, Urrabieta nos ofrece en esta edición en volumen del primer gran folletín de las historia de la literatura popular española una prueba más de los no por humildes menos dignos y respetables orígenes del género que tanto amamos.

© Acotaciones, 2010

miércoles, 13 de enero de 2010

BUFFALO BILL, EL REY DE LOS EXPLORADORES (II)

Dejábamos a nuestro cazador Buffalo Bill en la trigésima entrega de sus aventuras, "El gigante misterioso", con la esperanza de retomar el hilo de esta entrada lo antes posible. Los más impacientes pueden hacer correr hacia abajo la barra lateral de inmediato. Allí encontrarán las restantes treinta portadas correspondientes a los números 31 al 60. Aprovechamos, sin embargo, esta segunda incursión en las aventuras del Rey de los Exploradores para abordar alguno más de los múltiples aspectos curiosos de la versión impresa de las hazañas del héroe americano.

Los cuadernos de Sopena -sirva señalar que, con las prisas, olvidamos decir que fueron editados en formato de 20 por 27 centímetros- responden en muchos sentidos al canon de la novela por fascículos española (seguiremos diciendo muchas veces folletín a pesar de la inexactitud del término) de principios de siglo. En primer lugar, como otros conjuntos de relatos en torno a una figura principal, Buffalo Bill se nos presenta como protagonista de episodios completos. Em segundo término, la portada responde como ninguna otra al modelo clásico por el cual la atención del público se centra, de arriba a abajo, primero en la cabecera, colorido friso en el que destaca la estampa central del héroe que descansa sobre una cinta con la atractiva leyenda "aventuras emocionantes", promesa de excitación y entretenimiento sin límites para los afortunados compradores.

Portada del número 265 de Buffalo Bill Stories, cuya ilustración inspiró al autor de la correspondiente al número 34 de la edición española

Más abajo, entre la cabecera y la ilustración de gran formato que figura en la portada, encontramos, en letras mayúsculas, el título del episodio. Un elemento éste de la máxima importancia, pues en la mayoría de los casos viene, por un lado, a hacer referencia al tema o trama central del relato y, por otro, está redactado en tales términos que el lector no puede escapar al ensalmo de unas palabras que unas veces ponen el acento en el riesgo que corre el héroe ("Naufragio espantoso", "La lucha sobre el abismo"), en otros casos en el miedo que provocan sus enemigos ("Una sociedad de asesinos", "El festín de los caníbales", "Enterrado vivo"), en muchas ocasiones en lo misterioso de su peripecia ("Misterios de la hermandad roja", "La calavera animada", "La mano del profeta"), en todas, finalmente, en la audacia, el valor y el heroísmo que deberá mostrar Buffalo Bill para superar semejantes desafíos. Ciertamente, nunca sabremos cómo recompensar a lo traductores o editores anónimos que, a lo largo de buena parte del siglo veinte, se encargaron de hechizarnos con el magnético poder de los títulos de folletines, novelas y tebeos.

Otra magnífica portada de Buffalo Bill Stories, correspondiente al número 310, que no llegó a publicarse en España

Llegamos a la ilustración de portada, obra -cuya autoría pretendemos elucidar más pronto que tarde- que viene a desarrollar la impresión producida por el evocador título. Bien es verdad que en unos caso con mayor fortuna que en otros. Entre mis preferidas están "Una sociedad de asesinos", con sus ominosos encapuchados rodeando a un impertérrito héroe cuyos ojos permanecen vendados ante tal horror; "Un hechicero infernal", ¡qué espanto produce contemplar la macabra careta del indio que trata de acuchillar a Buffalo Bill!; "El ídolo sugestionador", paradigma de ilustración en la que se misterio, terror y acción se entremezclan con felicísimo resultado; finalmente, "La mano del profeta", imagen de tintes surrealistas en la que de las profundidades de una poza, surge el renegrido brazo de un indio portador de una antorcha cuya sóla contemplación provocará escalofríos en todo aquél que la observe con detalle.

Una portada más deBuffalo Bill Stories, correspondiente al número 317, tampoco publicado en nuestro país

Terminamos este breve recorrido por los elementos que componen la cubierta de los episodios del Rey de las fronteras, con la presencia de la leyenda inferior, mediante la cual se pretende describir de manera sucinta al potencial lector lo que está ocurriendo en la instantánea que figura en el cromo. Precursora de la combinación de imágenes y texto propia del tebeo moderno, esta técnica fue ampliamente utilizada en los cuadernos folletinescos. Su utilidad práctica no puede ser puesta en duda, aunque no siempre la vista se detenga en esta tan humilde pieza de esas obras de arte menor que son las portadas de los folletines.

En cuanto tomemos un respiro, terminaremos esta serie de entradas dedicadas a Buffalo Bill con una dedicada a las ilustraciones interiores y a las ediciones extranjeras. Mientras tanto disfruten de las portadas de esta auténtica maravilla de la literatura popular española.


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(Las portadas proceden de la colección de Enrique Martínez.)

© Acotaciones, 2010

lunes, 11 de enero de 2010

BUFFALO BILL, EL REY DE LOS EXPLORADORES

Vayan por delante mis disculpas a los distinguidos amigos y seguidores de Acotaciones por la tardanza en regresar de unas vacaciones navideñas que no lo han sido del todo para quien ésto escribe. Quizá algunos piensen que la espera ha valido la pena al ver recogidos en esta entrada la totalidad de los números aparecidos del folletín Buffalo Bill, cuyas "Aventuras Emocionantes" fueron publicadas por Sopena, en distintas tiradas, a lo largo de la primera mitad del siglo pasado. En el transcurso de sesenta inigualables cuadernos, con portada en cuatricomía e ilustraciones interiores en blanco y negro, el o los anónimos autores de las aventuras del Rey de los Exploradores nos conducen por las extensas llanuras del salvaje oeste de la mano de una narración trepidante que nada tiene que envidiar a las mejores novelas del género. ¡Qué bien se leen todavía estos episodios completos de Buffalo Bill! ¡Qué galería tan fastuosa de personajes, todos éllos -principales y secundarios- descritos con absoluto género de detalle! ¡Qué maravillosas resultan estas hazañas de mentira adjudicadas al personaje real que fue William Frederick Cody!

Portada del número 243 del magazine Buffalo Bill Stories que inspiró la portada del número 26 de la edición de Sopena

La edición de Sopena se realizó con materiales procedentes del magazine semanal Buffalo Bill Stories de la neoyorquina Street & Smith. Aparecieron sesenta cuadernos, cuyas portadas se deben, de acuerdo con el autorizado criterio de Fernando Eguidazu a los
lápices de un anónimo autor que firma algunos de los cromos como "AK", quien supo reflejar todo el dinamismo, la intriga y la emoción de la aventuras del Rey de las Fronteras.

Contracubierta de uno de los números del Buffalo Bill de Sopena

Cada cuaderno consta de 32 vibrantes páginas acompañadas de ilustraciones en blanco y negro, muchas de ellas, como la de portada, inspiradas en las que aparecieron en el Buffalo Bill Stories.

Desconocemos quien fue el autor o autores de la versión española. Seguro que alguno de los doctos especialistas que nos honran de ordinario con su visita a Acotaciones, nos puede ilustrar a este respecto. Aquí van las primeras treinta portadas. Seguirán las otras treinta, así como alguna ilustración interior de regalo, en cuanto el escáner deje de echar humo. Que ustedes las disfruten.


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(Las portadas correspondientes a los números 1,3 y 9 han sido obtenidas de Todocolección. El resto proceden de la colección de Enrique Martínez.)

© Acotaciones, 2009