¡NUEVO! BIBLIOTECA ORO ROJA nº 27, COLECCIÓN MOLINO (I) nos. 19 y 23, MAUCCI VIAJES Y AVENTURAS nº 6

ERROMANGO, LA ISLA MALDITA

Pierre Benoit, Erromango
Le Livre de Poche nº 516-517, Paris, 1960

Como recordarán nuestros seguidores con más solera, una de las primeras entradas de Acotaciones estuvo dedicada a Pierre Benoit, prolífico autor francés algunas de cuyas novelas pertenecen en sentido estricto al género de aventuras (recuérdese La Atlántida), mientras que otras tan sólo reúnen cierto número de elementos propios del género, como ese particular perfume de misterio que impregna las narraciones o la presencia frecuente de escenarios exóticos, tan querida al lector burgués de los años veinte y treinta. Es precisamente éste el caso de la novela que hoy presentamos, Erromango (primera edición, Albin Michel, Paris, 1929), relato de aventuras con tintes psicológicos ambientado en la paradisíaca isla homónima, perteneciente al archipiélago de las Nuevas Hébridas, que desde 1980 está costituido en estado independiente bajo el evocador y peregrino nombre de Vanuatu.

Una de las reimpresiones de la edición  original francesa
 de Erromango (Albin Michel, Paris, 1929)

A bordo del carguero Myosotis llega a Erromango el protagonista de la novela, de apellido Fabre, brillante ingeniero agrónomo por la universidad de Sidney y diplomado por la de Melbourne, que viene a hacerse cargo de la plantación llamada Pilbarra en nombre de una empresa australiana. El relato comienza por la conversación que Fabre mantiene con su predecesor, Sullivan, quien se cree en el deber de ilustrarle sobre los dos tipos de indígenas que pueblan Erromango. De un lado los que habitan la costa, braceros canacos que se caracterizan por ser vagos y poco fiables, y de otro los que pueblan las brumosas montañas del interior, los bush men u hombres del bosque, famosos por mantener la  inveterada costumbre de comerse a sus semejantes, a imitación de otros pueblos con los que el hombre blanco, de ordinario renuente a este género de festines, ha mantenido contacto a lo largo de los siglos en su incesante vagar por el globo.

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LA MODA DE PEDIR PERDÓN SE EXTIENDE A LOS CANÍBALES
ARRIBA: Dibujo que ilustra el dramático momento en que los habitantes de Erromango terminan con la vida del misionero y evangelizador inglés John Williams, para comérselo después, no sabemos si crudo o cocido.
ABAJO: Ciento setenta años más tarde, pacíficos vanuatuenses, descendientes de aquellos antropófagos, celebran en Erromango una ceremonia de desagravio ante los tataranietos del reverendo Williams, con el objeto de pedirles disculpas por aquel exceso. Vivir para ver...
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Ante la sorpresa de su colega, el ingeniero Fabre anuncia a Sullivan su intención de convertir la plantación de copra, que hasta ahora se venía explotando con dificultad a causa de la proverbial pereza de los canacos, en una granja modelo para la cría de una raza de ovejas seleccionadas, capaz de soportar los rigores del clima tropical. No estará solo en Erromango, pues el esquivo Jeffries posee la plantación contigua a Pilbarra, cuyos límites nadie en su sano juicio se atreve a franquear, mientras que al norte de la isla el reverendo Gibson, un antiguo pastor protestante a quien su prolongada estancia en Erromango ha terminado por convertir en un iluminado, reina desde hace años sobre una desmedrada grey de crédulos e inocentes indígenas.

Portada de la primera edición española bajo el título de Eromanga, isla maldita, Ediciones Literarias, Madrid, 1930, traducción de Boris Bureba
(Foto procedente de Todocolección)

En el transcurso del relato, el ambicioso proyecto inicial de Fabre se verá amenazado por accidentes con los que su mente precisa y científica no había querido contar: huracanes, lluvias torrenciales, fiebres tropicales, sospechosas desapariciones del personal de la plantación… Acontecimientos todos ellos que comienzan a hacer mella en el cerebro del que en su día fuese sensato ingeniero, cada vez más inclinado ahora hacia el alcohol, hasta el punto de que su mente empieza a enajenarse, perseguida por el recuerdo de la ignominia cometida en el pasado con una mujer, Alice (nuevamente aparece en la obra de Benoit un personaje femenino cuyo nombre empieza por A), a quien terminará por identificar con la difunta esposa del huraño y violento hacendero Jeffries.

Portada de otra edición de Eromanga, isla maldita, Sociedad General Española de Librería, Madrid, 1942 (foto procedente de Todocolección)

Es Erromango una novela en la que convergen, como se ha dicho, algunos elementos característicos del género de aventuras con otros que son propios de la novela introspectiva o psicológica. Pero no son éstos los únicos, ni siquiera quizá los más importantes. La pluma de Pierre Benoit, brillante en su estilo y precisa siempre en las descripciones, tanto de paisajes como de tipos humanos, consigue poco a poco sumir al lector en la atmósfera agobiante y opresiva de la isla, hasta el punto de que uno llega a percibirla como una entidad con vida propia, cuya presencia ominosa es capaz de minar la más férrea de las voluntades, haciendo de Erromango uno de esos lugares de la tierra que todo viajero prudente debería, a cualquier precio, tratar de evitar. Así, pudiera ser que lo que comenzó simplemente como un ameno relato de aventuras, para adoptar después los perfiles más o menos difusos de una narración psicológica, terminara convirtiéndose a los ojos del lector en una, no por extraña menos genuina, deliciosa novela de terror. ¿Entienden ahora porqué Erromango ha merecido el calificativo de isla maldita?

Las principales novelas de Pierre Benoit se encuentran recogidas en la cuidada edición de Planeta en cuatro tomos, de la que se hicieron al menos tres ediciones, entre 1958 y 1973.

© Altés, 2011

1 comentario:

E. Martínez dijo...

Hervé Bleiz, otro aficionado a Benoit, presenta en su sitio Bricabrac" una más que interesante integral de portadas del autor en ediciones francesas de bolsillo.