¡NUEVO! BIBLIOTECA ORO ROJA nº 27, COLECCIÓN MOLINO (I) nos. 19 y 23, MAUCCI VIAJES Y AVENTURAS nº 6

MIKE ROSCOE - UNE TARTINE DE DÉCONFITURE

Mike Roscoe (seud.), Une tartine de déconfiture, Coll. "Série Noire", Gallimard, Paris, 1954

Como saben los seguidores más asiduos de Acotaciones, el nuestro es un blog que tiene por objeto contribuir a la difusión de la literatura popular a través, muchas veces, de un viaje sentimental en el tiempo. En esta línea se inscribe la entrada de hoy, consagrada a una de las colecciones del país vecino que mayor reconocimiento han obtenido a lo largo de los años. En efecto, la literatura policial en lengua francesa, ya sea autóctona o vertida del inglés ("américain", en el caso de los estadounidenses, rezan sus portadas), se agolpa en los anaqueles de mi memoria. En ellos ocupa un lugar de preferencia "Le livre de poche policier", derivada de "Le livre de poche", colección que M. Filippachi ideó a principios de los cincuenta con el fin de ofrecer al público los mejores títulos pasados y presentes, en edición económica pero decente, de la literatura francesa y universal. A ésta sigue en mis recuerdos, "Le masque" (la decana de las colecciones francesas), una selección de cuyos títulos comenzó a aparecer bajo la denominación de "Le club des masques", colección de la que es deudora nuestra "Selecciones de la Biblioteca Oro".

Cartel de La môme vert-de-gris (Bernard Borderie, 1953), basada en la novela de Peter Cheyney Poison Ivy (1937), con la que se inauguró la colección "Série Noire" de Gallimard. Fue traducida en castellano como Lemmy Caution.


Finalmente, se une a ambas la "Série Noire", con la que Gaston Gallimard introdujo en Francia la mayor parte de los relatos de autores americanos, llenos de tipos duros, policías corruptos, detectives privados sin escrúpulos, baby dolls y salomés del siglo XX, junto a otros personajes-tipo que configuran todo un género, la novela negra, que aún pervive hoy bajo nuevas formas, más acordes con los tiempos actuales. Dashiell Hammett, Ed McBain, Peter Cheyney, Horace McCoy, Chester Himes, Jim Thompson... ¿estos nombres les dicen algo? Por supuesto que sí. Son algunos de los príncipes de un género (plagado de subgéneros) basado en un estilo muy hard-boiled, directo, crudo, muchas veces agrio y siempre expresionista merced a sus claroscuros, que, entre otras cosas, atrajo muy pronto las miradas de los productores de cine, gracias a cuyo interés contamos hoy con obras maestras del celuloide. Fundada en 1945, la "Série Noire" adopta su formato más longevo, cubierta negra con títulos en amarillo, enmarcada en una orla blanca, en 1948, de la mano de Pablo Ruiz Picasso. En la actualidad, su fondo está constituido por más de dos mil títulos entre los que se cuentan algunos de los mejores relatos detectivescos del siglo XX.

Tanto hubiera dado que comenzásemos por éste libro que hoy presentamos como por cualquier otro, pues el resultado hubiera sido el mismo. La gran mayoría de los títulos de la colección son novelas cuya trama relativamente compleja y ritmo narrativo trepidante hacen las delicias del aficionado. Eso sí, el uso indiscriminado, pero indispensable, del argot por parte de los autores, obliga al lector a estar familiarizado con términos tales como bourrique, came, clebs, clope, gnôle, flingue, grisbi, macchabé, nigaud, piaule, schnouf, taule, valser, zigoto, zigouiller, por citar algunas de esas sonoras, vulgares, callejeras y bellas palabras de las que la lengua de Racine esta trufada. Bajo el seudónimo "Mike Roscoe", se esconden en realidad dos
investigadores privados, John Roscoe y Mike Russo, que en Une tartine de déconfiture (Slice of Hell, 1954) desarrollan una de las cinco aventuras que constituyen la serie de novelas dedicadas al personaje de Johnny April, detective de Kansas, inspirado en la figura del inmarcesible Mike Hammer.

Portada de la edición en tapa blanda (Signet Books) de Slice of Hell (Crown Publishers, New York, 1954), tercera de las novelas que componen la serie dedicada por Mike Roscoe al detective Johnny April.


Con trazos más gruesos y recursos narrativos menos logrados que los de Mickey Spillane, Roscoe consigue no obstante desarrollar aceptablemente una trama capaz de mantener la atención del lector. A pesar de expresar sus críticas sobre la predictibilidad de la trama y la poca verosimilitud de algunas de las expresiones de los personajes, el "blogger" James Reasoner, en su sección "libros olvidados", explica así porqué recomienda el libro: "... está escrito en un extraño, impactante estilo, al que uno tarda un poco en acostumbrarse, pero que resulta muy efectivo cuando lo consigues". Nada más cierto, pues la artificiosidad de los diálogos no está reñida con una relativa simplicidad que permite al lector seguir la trama sin dificultad, algo que no siempre sucede con las obras del género. Por otro lado, el protagonista transmite la suficiente confianza al lector como para adherirse, en la medida en que esto sea posible, a sus poco ortodoxos procedimientos y disparatada forma de actuar. No es Mike Hammer, pero Johnny April merece que se le reserve un lugar, aunque sea pequeño, en el elenco de famosos detectives de la literatura popular. Eso sí, en la sección de "detectives de provincias".

© Acotaciones, 2009


2 comentarios:

El Abuelito dijo...

Una reseña que, como suele suceder en su blogo, provoca la inmediata curiosidad de la lectura...
Una cosa no he comprendido: "Fundada en 1945, la "Série Noire" adopta su formato más longevo, cubierta negra con títulos en amarillo, enmarcada en una orla blanca, en 1948, de la mano de Pablo Ruiz Picasso" ¿Acaso Picasso diseñó las cubiertas? ¿Era aficionado el malagueño al género?

Y enhorabuena por su nuevo diseño de página... el ribete de papel enmohecido me conmueve...

Y por último. ¿Consiguió "Mysterious Mr. Wong", de Lugosi? La tengo con subtítulos en español y si quiere le hago una copia...

E. Martínez dijo...

Ese Mr. Wong que me propone, todavía no lo tengo. Le agradezco su ofrecimiento. Si, Marcel Duhamel, fundador de la colección sobre una idea de Jacques Prévert, encargó a Picasso la cubierta. Tras unos años haciendo pruebas, creo que la colección ha vuelto a recuperar los colores originales. En cuanto al diseño, estoy modificando el blog para hacerlo más fácil de cargar. Al mismo tiempo, creo que necesitaba un aire más pulp, sin caer en la extravagancia que "perpetré" este verano. Gracias por todo Abuelito.