Version française
William Ard, Journal d'une sauterelle, Coll. Série Noire nº 151, Gallimard, Paris, 1953 Los primeros números de la Série Noire de Gallimard son una fuente inagotable de sorpresas, todas ellas agradables. La penúltima que ha pasado por nuestras manos es la narración del novelista norteamericano William Ard titulada The Diary (Rinehart and Co., New York, 1952) aparecida en Francia como Journal d'une sauterelle (literalmente, Diario de una jovencita) y en castellano como El diario (Jacobo Muchnik, Buenos Aires, 1955). En la novela, el atractivo detective Timothy Dane se ve envuelto en una compleja trama político-criminal que gira en torno a la desaparición del diario íntimo de la hija de un potentado que pretende hacer su entrada en la política para postularse al cargo de gobernador. Como buena niña malcriada, Diane Rebow, autora del controvertido diario, se interesa por todo y por nada. Lo mismo frecuenta los countries más selectos del estado de Nueva York que los más infectos antros de la ciudad, como el club "El Blanco", donde trabará conocimiento con el drogadicto y camello de tres al cuarto Ricci Navarro, con quien intima y se estrena, entre otras cosas, en el secreto placer de aspirar el humo de la marihuana.
Cubierta de un ejemplar de The Diary en edición de bolsillo, publicada por la Popular Library Paperback de Nueva York en 1953. La ilustración es mucho más prudente que otras de libros del mismo autor aparecidas posteriormente en esa misma editorial.
Navarro roba el diario a la chica con la aviesa y, como se verá, más que peligrosa intención de extorsionar a su creso progenitor. Es entonces cuando entra en danza Timothy Dane, joven pero experimentado investigador privado que tendrá por misión llegar a un acuerdo con Navarro para entregarle un buen fajo de billetes a cambio del dichoso diario. Todo empieza a ponerse feo cuando lo que se encuentra Dane en el piso superior de "El Blanco" no es otra cosa que los restos mortales del aprendiz de extorsionador con una buena cantidad de plomo encima. Pero el agudo detective enseguida se da cuenta de que algo que no encaja. Parece que antes de liquidar a Navarro alguien le propinó una fea, pero que muy fea, paliza...
Aquí les dejo, con la intriga de saber como sigue un relato que tiene su punto de emoción, su tanto de intriga y, lo que siempre es de agradecer, un buen cast de chicas guapas y bien formadas que pasean sus encantos por la mansión del millonario Sr. Rebow. En la línea de lo más hard-boiled de principios de los cincuenta, The Diary rezuma el almizcle característico de los mejores relatos del género. William Ard sabe como manejar los recursos narrativos para hacer que el lector no pierda uno solo de los detalles de la acción.
Cartel publicitario de la versión española de la película de Alfred Hitchcock, La soga (1948), cuya campaña de promoción dirigió William Ard, por entonces empleado de la Warner Bros.
Buen conocedor, según sus escuetos biógrafos, del territorio que describe en sus novelas, nada escapa a su implacable mirada, ni los policías venales, ni los políticos corruptos, como tampoco los mafiosos italianos que tratan de dar la impresión de ser personas decentes poniendo cara de ciudadanos ejemplares cuando se les pregunta por sus sucios tejemanejes. Por encima de todo, un Timothy Dane quien, si bien responde al cliché de detective duro, buen encajador y mejor pegador, además de guapo que trae a todas de calle, presenta al mismo tiempo no pocas dosis de sentido común y un moderado sentido del humor. Ciertamente, un serio candidato a entrar, como mínimo, en un honroso "top 30" de los detectives privados de la más negra de las series.
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William Ard (1922-1960) firmó algunas de sus novelas con este su nombre auténtico, aunque en muchas otras utilizó los seudónimos de Ben Kerr, Mike Moran, Thomas Wills y Jonas Ward, este último para la serie de novela dedicadas al amable protagonista de sus westerns, llamado Buchanan, a quien dedicó una amplio número de relatos. Lou Largo y Danny Fontaine fueron otros de los personajes creados por la pluma de William Ard. Trabajó como publicitario de la Warner Bros., donde asumió, entre otras, la responsabilidad de promociar la película Rope (La Soga, 1948) de Alfred Hitchcok.© Acotaciones, 2009
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