sábado, 23 de mayo de 2009
viernes, 22 de mayo de 2009
domingo, 10 de mayo de 2009
JULIO VERNE - AVENTURAS DE TRES RUSOS Y TRES INGLESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL (1872)
El argumento es relativamente simple. Nos encontramos en vísperas del estallido la guerra de Crimea, e Inglaterra y Rusia, dos de las potencias que intervendrán en el conflicto, deciden organizar una expedición conjunta que llevará a seis expertos, acompañados por un guía bosquimano, al África austral, con el fin de medir el arco meridiano a la altura del desierto del Kalahari y contribuir así a la fijación del metro patrón universal. A través de descripciones ciertamente someras y bastante pobres desde el punto de vista literario -algo, es preciso decirlo, no muy usual en Verne- el visionario escritor pretende mostrar al lector las tierras que riega el Zambeze y sus desiertos aledaños, añadiéndole algo de acción y, siguiendo su costumbre, realizando cuidadosas descripciones de las tierras que describe.
ina por aburrir al lector. Entretendrá probablemente a los apasionados de la geodesia, pero se le hará pesado al resto. En segundo término, el recurso literario consistente en convertir en antagonistas a dos de los personajes al objeto de mantener una cierta tensión dramática, utilizado por Verne en varias obras, fracasa en esta novela de manera estrepitosa, pues en el caso que nos ocupa se traduce en una maniobra en exceso artificiosa. La excusa se presenta con motivo del desencadenamiento de la guerra de Crimea, a raíz de cuyo conocimiento por los periódicos el jefe del equipo inglés (coronel Everest) se enfrenta con el del equipo ruso (Dr. Strux), invistiéndose ambos a partir de entonces de un sentido de la dignidad nacional rayano, dada la situación y el lugar en que se encuentran, en el más completo ridículo. Es cierto que puede entreverse aquí cierta intención antibelicista por parte del autor, posición que encuentra apoyo en la actitud amistosa y razonable de los dos miembros más jóvenes del equipo (el inglés Emery y el ruso Zorn).
cuérdese como resuelve la disputa entre los dos cargantes sabios al respecto de por dónde ha de trazarse la triangulación cuando topan con una selva) y contribuye de manera directa a librar a la expedición de innumerables peligros (mata al elefante, acuchilla al babuino, identifica al espía makololo, recurre al expediente de dar de comer hormigas a los hambrientos expedicionarios durante el sitio del cerro). Además Verne nos lo describe como ventajista y algo socarrón (no olvidemos el episodio de la apuesta con John Murray sobre la muerte del rinoceronte con un único disparo). Por otro lado, la oposición salvaje bueno / salvaje malo, es presentada de forma directa y sin comedimiento alguno. Mokum y, en general, los nómadas bosquimanos aparecen como seres pacíficos y hospitalarios, mientras que los makololos, sus enemigos jurados, son taimados y sanguinarios, por lo que merecen una muerte aún menos honrosa que la de las fieras (son ametrallados en masa durante el sitio final). El guía bosquimano se muestra siempre diestro en el manejo de todo tipo de armas, incluidas las automáticas, así como reputado perito en el rastreo de pistas cuando de perseguir una pieza se trata.En clara oposición a aquél, el cazador blanco (aquí el inglés John Murray) es retratado como un carnicero sin escrúpulos (lo mismo se vale de munición de grueso calibre que utiliza balas explosivas). Además, se muestra poco preciso, no obstante la fama que le precede (en un tiro crucial frente a varios leones que cierran el paso, solo consigue herir a uno en una pata), y se está obsesionado con la idea de matar animales (véase el gran número de disparos que realiza sobre el rinoceronte al ser retado por el sagaz bosquimano, cada uno de ellos seguido de una apuesta mayor). Finalmente, contra la costumbre del autor nantés, destaca como curiosidad el hecho de que no aparezca ningún francés entre los personajes que toman parte en la acción. Tan sólo se hace referencia, eso sí encomiástica, a los trabajos geodésicos precedentes realizados por astrónomos franceses en la carrera por encontrar la medida exacta del meridiano.
"Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África Austral" es, en suma, uno de los Viajes Extraordinarios que en menor medida hace honor a dicho apelativo, aunque no deja de aportar referencias útiles al lector contemporáneo. Por ejemplo, resulta conveniente
releer el pasaje en el que Mokum hace arder la selva al objeto de entender que en el mundo salvaje pueden darse comportamientos alejados de la norma en el mundo desarrollado, sin que por ello el equilibrio ecológico corra necesariamente peligro. El conservacionista de hoy se llevaría las manos a la cabeza con el proceder del indígena, quien no mide su acción en términos del hipotético impacto de la misma sobre el ambiente global, ni se muestra en absoluto preocupado por la preservación de los seres vivos y de su hábitat, como hoy lo harían quienes dictan rigurosas normas para protegerlos, contribuyendo al solaz y recreo de las razas del mundo desarrollado. El negro bosquimano tan sólo utiliza la tierra para vivir y comer de élla. Siendo pocos, entonces como ahora, los hombres que habitan esas regiones, cabe pensar que quizá puedan permitirse de vez en cuando el uso del ancestral procedimiento de la quema de la floresta. Una técnica, por cierto, más propia de grupos sedentarios que de comunidades nómadas, como aquélla a la que pertenece el simpático "hombre de los bosques" pintado por Verne, auténtico protagonista de la obra y digno de formar parte de la galería de personajes vernianos inolvidables. © Acotaciones, 2009
jueves, 7 de mayo de 2009
EL PIPERO DE ALTÉS - LORENZO
lunes, 4 de mayo de 2009
EXTRAVAGANCIAS DE UN LUNÁTICO: HARRY STEPHEN KEELER
"La cara del hombre de Saturno" es ciertamente una novela detectivesca aderezada con las personales pinceladas de este singular escritor. Siguiendo su costumbre, las tramas se suceden y entremezclan de manera abrupta, confundiendo a veces al desconcertado
¿Obra de un autor extravagante o de un loco genial? Desisto de hacerme esta pregunta, que muchos aficionados plantean. Me conformo con disfrutar del nuevo y, a buen seguro, gratificante reto de conseguir otra novela de Keeler si olvidar alguna de las películas que se rodaron basándose en sus relatos, como "Las noches de Sing Sing". Desideratum: ansío que desde El Desván se nos ilustre pronto sobre este particular. Ya sabe, queda usted emplazado Abuelito...
(Todas las imágenes excepto la de la edición de Fórum han sido tomadas de la web de la Harry Stephen Keeler Society)
© Acotaciones, 2009
sábado, 2 de mayo de 2009
BIBLIOTECA ORO (ESPAÑA - SEGUNDA SERIE, AMARILLA Y AZUL 267-281)
267 W.A./R.F. Barber/Schabelitz - El dibujo acusa al asesino
268 Jud Keller - Grogan y su estrella (AZ)
269 Rex Stout - Sobre mi cadaver
270 Agatha Christie - Pleamares dela vida
271 Jose Da Natividade Gaspar - El misterio de los trece condiscípulos
272 Erle Stanley Gardner - El caso de los dados falsos
273 C.S. Roadway - La casa de la viuda
274 Helen McCloy - La cena de las verdades
275 Sidney Marshall - La dama del coche azul
276 Anne Hocking - Las víctimas juegan
277 Peter Field - Tres forajidos (AZ)
278 J. Lartsinim - El caso de la grafología
279 Amelia Reynolds Long - El misterioso Dr. Devereux
280 Rex Stout - Hebras rojas
281 Jerome Barry - La cuna del gato














BIBLIOTECA ORO (ESPAÑA - SEGUNDA SERIE, AMARILLA Y AZUL 222-236)
223 Erle Stanley Gardner - El caso del retrato falso
224 Rex Stout - La dama del velo
225 Jackson Gregory - El enemigo del sol (AZ)
226 A.A. Fair - Doble o sencillo
227 Clem Yore - Hielo y oro (AZ)
228 Victor Gunn - El inspector Ironsides
229 Max Brand - El secreto del Dr. Kildare
230 Jackson Gregory - Hombres de la montaña (AZ)
231 Erle Stanley Gardner - El fiscal desconcertado
233 - Mckinlay Kantor - El vagabundo (AZ)
234 A.D. Wintle - La emancipación de Ambrosio
235 Ngaio Marsh - El crimen del ascensor














BIBLIOTECA ORO (ESPAÑA - SEGUNDA SERIE, AMARILLA Y AZUL 207-221)
207 Wyndham Martyn - La pista de Trent
208 H.A. Livingston Hahn - Hastings y Doug, aventureros (AZ)
209 Max Dalman - La sepultura perdida
210 H. Ashbrook - La cebolla púrpura
211 J.J. Connington - Los 21 indicios
212 J.V. Travesí - Bhâ (AZ)
213 Frank Gruber - Simon Lash detective particular
214 A.A. Fair - La coquetería de Bertha Cool
215 H.A. Livingston Hahn - El Dr. Sibelius (AZ)
216 Augusto de Angelis - El misterio de Cinnecittà
217 George Harmon Coxe - Y la muerte no esperó
218 Agatha Christie - El hombre del traje color castaño
219 David Hume - El coleccionista de criminales
220 James B. Hendrix - Oro del diablo (AZ)
221 Freeman Wills Crofts - La fórmula secreta
